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Derechos culturales y la tierra

Costa peruana. BBC, 26/03/2017.
Hace 13 días, a raíz de que supe del Foro de la Tierra, esta vez enfocado en la Reforma Agraria, que ha tenido sede en Lima, le escribí a la secretaria de una organización ambientalista que busca defender derechos de comunidades que están luchando porque no les destruyan el ecosistema rural que ellos mismos mantienen, comunidades que manejan otros idiomas, tienen otras cosmovisiones y usan otras tecnologías (sí, tecnologías), comunidades que están en peligro mortal y con ellas su entorno, ese entorno que instituciones sabida e indiscutiblemente corruptas están destruyendo notoriamente valiéndose de nuestra escasez de poder informado y expresivo.

Escribí para contar de la necesidad de incluir y visibilizar, con el nombre que corresponde y las leyes que nos amparan, los derechos culturales, pues siempre hablan de inclusión, exclusivamente (paradójico pero válido) de campesinos y agricultores (y ya está de moda, por fin, el valor de la mujer en la gobernanza de la tierra, la agricultura familiar y la soberanía alimentaria).

En fin, escribí para ofrecerles gratuitamente lo que he podido saber, llanamente y sin aderezos "pachamamistas" ni nada religioso ni metafísico. ¿Habrán pensado, para no variar, que usar la palabra "cultura" todavía es hablar de arte, de "industrias culturales" o de ser "culto y civilizado", o que "de cultura nadie se muere"?

Pero sigo esperando respuesta. En realidad sigo esperando bastantes respuestas efectivas. Aunque “esperando” es un decir. Mientras la defensa de nuestros espacios siga siendo una cosa idílica, lacrimógena, mágica, inconceptualizable, ininteligible e indescriptible por la que luchen únicamente "los otros", esos quienes tienen impuesta la necesidad en carne propia y que ponen de alma el cuerpo gratuitamente: nosotros bien poco vamos a poder ayudar.

Saber es poder.

Probablemente ustedes crean saber de qué se trata, pero no, no lo saben y no los culpo, créanme. No tienen porqué saberlo ni siquiera a estas alturas en que la gestión cultural tiene más de diez años acá y prácticamente solo se aprende para hacer eventos o vender algo, pues todavía no se enseña de verdad los Derechos Culturales en el Perú, en ninguna carrera, hasta donde vengo sondeando desde hace unos años, o simplemente no se reflexiona ni profundiza críticamente al respecto, ni mucho menos llega al interés mayoritario del estudiante que lamentablemente termina estudiando para su "éxito" de lograr un sueldo mínimo por trabajar 14 horas diarias hasta los 65 años o, con “suerte”, poner una empresa en la que invertirá sangre, sudor y lágrimas durante dos años, una y otra vez, porque no encuentra plazas para ser dentista o administrador. En todos estos años lo he comprobado y es evidente, dada la situación sensible de nuestro país, y es triste que el conocimiento tenga contenidos que se crea automáticamente tácitos, o peor, que saber sea algo postergable porque la vida nos lleva de encuentro. ¿La vida?

¿Seguiremos así hasta el siguiente tricentenario de vida republicana, llorando mafias, corrupción y las muertes de personas, de animales, la desaparición de recursos fundamentales y la eliminación campante de nuestros objetos de memoria? Personas, animales, recursos y objetos de memoria...

Finalmente, a propósito de la mención que hice al ecosistema, este no es solo como en las fotos turísticas de siempre, un conjunto de plantas tupidas, cascaditas y animales salvajes lindos para contemplar al ir de viaje de placer hasta que deje de existir. Un ecosistema es el espacio en el que cada día, minuto a minuto respiramos, comemos, convivimos, producimos e ideamos mejorar con nuestras peculiaridades, similitudes y diferencias para vivir en paz.

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