Si se ve de esta manera, ambas van de la mano. Como luz y oscuridad. Una no es sin la otra. Queremos tener libertad gratuitamente, sin esfuerzo; y es que, cualquiera que haya vivido por lo menos un poco, sabe que lo fácil dura nada. Pero claro, a quién no le gusta tener algo fácil... a todos nos gusta. Un grito espontáneo, eufórico y apasionado resuena: "¡se ha faltado a la libertad de tal cosa!" Pero, ¿reflexionamos con justicia y objetividad antes de reclamarla? ¿Reflexionamos sobre el hecho de pedirla y defenderla? Nos detenemos a ver solo una cara de la moneda e ignoramos que para que la moneda exista, ésta debe tener dos caras y un canto... y varias cosas más. ¿Qué hacemos realmente para ser libres? ¿cómo es que queremos recuperar la libertad? ¿pensamos en la libertad de los otros? ¿por qué la exigimos para nosotros cual autómatas y pisoteamos la libertad ajena? ¿Por qué el abuso de esta palabra para todo? En todos los medios masivos y personales, encuentro m
Ciudadanía y Derechos Culturales