Sobre túneles y viejos adobes
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El Comercio, 06 de enero 2012, A10 |
En la
sección Metropolitana (A10) de El Comercio del 06 enero 2012 apareció una vez
más un amplio artículo sobre la disputa entre el Ministerio de Cultura y la
Municipalidad de Ate. De acuerdo al alcalde de este distrito, el tajo abierto
en el cerro Puruchuco debería ir: sí o sí, con dinamita o sin ella. Toda otra
opción es un atentado contra el progreso de la ciudad. Pero el contenido más
interesante lo encuentro en la cita textual de un representante de la Sociedad
de Urbanistas del Perú. Erick Reyes dice, según este artículo: "La postura
del Ministerio de Cultura no se maneja con criterios técnicos. Un túnel es más
caro y crea más complicaciones al tránsito".
Esta
frase revela bastante y nada agradable. Si todos los urbanistas en el Perú
piensan como él, que los únicos criterios para hacer ciudad son costos y
flujos, entonces el futuro de nuestras ciudades es más sombrío de lo que
pensaba. Y recuerdo que urbanistas en Alemania, EEUU, Japón, Corea, etc., se
rompen la cabeza para encontrar soluciones que se ajusten a la alta complejidad
y apabullante cantidad de factores que produce una ciudad, que ni siquiera
llega a ser considerada como “metropolitana”. Y en esas visiones el libre
tránsito del automóvil, público o privado, ya no es el único criterio desde
hace mucho tiempo.
El Ministerio de Cultura emite su dictamen desde la perspectiva de su sector y no sobre circulación. No se resiste a la necesidad de ampliar la Av. Javier Prado. Para ser consciente de que la ciudad requiere urgentemente de esta ampliación no es necesario ser urbanista sino, únicamente, poblador urbano. Este ministerio pregunta -porque considera que desde su lectura (cultural) no procede el tajo abierto- si es que es posible hallar otra solución. ¿Quizá un túnel? Ya el cómo, cuánto y quién lo paga es asunto de otros.
El Ministerio de Cultura emite su dictamen desde la perspectiva de su sector y no sobre circulación. No se resiste a la necesidad de ampliar la Av. Javier Prado. Para ser consciente de que la ciudad requiere urgentemente de esta ampliación no es necesario ser urbanista sino, únicamente, poblador urbano. Este ministerio pregunta -porque considera que desde su lectura (cultural) no procede el tajo abierto- si es que es posible hallar otra solución. ¿Quizá un túnel? Ya el cómo, cuánto y quién lo paga es asunto de otros.
Sin
embargo, el argumento de que la única opción técnica es el tajo abierto, no
tiene mucho asidero. Es como argumentar que en Roma o Atenas todas esas
ruinas ya no tienen nada que ver con el futuro. Miremos entonces más allá de
Lima y Perú. Muchas ciudades del mundo, ricas o pobres: tienen túneles.
Algunas veces los construyen en efecto para agilizar el tránsito y comunicar
partes de la ciudad con otras, pero también los hacen construir para revivir
centros históricos o para proteger zonas monumentales e incluso, alguna especie
animal o vegetal incapaz de migrar hacia otra parte. Y a veces los construyen
porque su población considera poco grato a la vista un tajo en medio de un
cerro. Hoy en día, pocos (quizá solamente ingenieros expertos en tajos abiertos)
pueden maravillarse con el artificial perfil de un tajo llevado a cabo con
precisión técnica. Para los demás será un hueco, una herida, algo no natural o
solamente un paso. Lo que urbanistas llaman en la actualidad intervención
paisajística es hoy en día un criterio cada vez más relevante. Y un tajo
abierto no es necesariamente buen paisaje.
¿Cuál es
entonces la segunda intención de Reyes, cuando acusa a los expertos del
Ministerio de Cultura de no tener criterio técnico? Para un experto eso
equivale a un insulto. Nada peor que un experto sin criterio técnico. Y es que
expertos son eso: expertos en cuestiones técnicas. ¿Quién sabe entonces más
sobre resistencia de adobes? ¿expertos del Ministerio de Transporte o expertos
del Ministerio de Cultura? ¿Acaso retira competencia técnica a un arqueólogo por
no ser urbanista o experto en circulación?
¿Es tan
difícil ponerse de acuerdo y torcer el brazo? ¿Y si el túnel demora más que la
gestión del actual alcalde de Ate, por qué tanto apuro y tanta irritación con
esta para el alcalde de Ate, tan fastidiosa e incompetente decisión del
Ministerio de Cultura? Si el proyecto de la ampliación ha demorado tanto,
decenios para ser precisos, ¿por qué no tomarse el tiempo para buscar la
mejor solución consensuada y financiable para la ciudad desde todo aspecto? ¿No
hay ninguna institución internacional que estaría dispuesta apoyar el túnel
antes que el tajo? Y si hablamos tanto de nuestro crecimiento económico: ¿por
qué no se puede pensar en gastar en un túnel? No estamos hablando del túnel
entre Honshu y Hokkaido, al fin y al cabo; si miramos desde google maps, se trata de un tunelcito. Y
Lima, orgullosa de su pasado milenario, ¿no lo puede financiar de ninguna
manera? Pero sí puede financiar un túnel mucho más largo y costoso que
conectará Lurigancho? ¿Flujo es siempre más importante que patrimonio cultural?
Es tiempo
de que consideremos que a veces la solución más cara a primera vista es la
mejor inversión a mediano y largo plazo. Si quiero comprar una buena
computadora no puedo ir y tomar la primera
ganga que me ofrecen, sin mirar a ningún lado más y sin pensar en lo que
verdaderamente necesito. No puede ser todo costos y flujos. Creo que hay más
variables y factores en juego. Espero que nos alcance el sentido común, aunque
cueste más.
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