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Anuncio de posible atentado contra el Patrimonio: El Palais Concert y otros despreciables edificios limeños.

¿Cómo puede pretender pertenecer al primer mundo un país con un gobierno que permite que la pista de una avenida importante capitalina, durante más de dos años, tenga tierra en vez de asfalto y que no haya policías de tránsito con interés en educar a los usuarios del espacio, peatones y choferes?

El martes 2 de noviembre, al medio día, pude leer un informe publicado en el diario Gestión, en las páginas 16 y 17 con fotos, plano y leyendas. En él trataron el tema "Doce proyectos que se cocinan y buscan cambiar Lima" (ay, el argot culinario, cuando pudieron poner maquinan o elucubran, para ser más honestos.)

Comenzaré con uno de esos proyectos: el que atañe al Palais Concert -y no "Palace Concert", como el desafortunado y poco educado redactor que hizo el artículo, llama al antiguo y famoso establecimiento.-

En la pequeña sección "Otrosí digo" se lee:

"¿Llegará Ripley al Palace Concert? 
Hasta el año pasado, el Palace Concert (cruce de Emancipación con el Jirón de la Unión) albergaba a la discoteca Cerebro. Pero ahora cobija dos zapaterías y una pollería. Una de las administradoras de las tiendas señaló a Gestión que quien le arrienda el local, solo les dio un contrato hasta diciembre. ¿El motivo? El complejo está destinado a nuevos proyectos. ¿Una nueva sede de Ripley? Hay el rumor pero no está confirmado).
El predio, no obstante, atraviesa problemas, pues se trata de una herencia, cuyos propietarios entregaron el local, a muy bajo precio, a un sinfín de negocios. Ahora, que parece que hay interés de grandes empresas aún no puede cerrar ningún tipo de trato."

Además, ya en el artículo mismo, se puede leer lo que dice el gerente de Desarrollo Empresarial de la Municipalidad de Lima, señor Luis Gayoso: "Ahora los pequeños bares y chinganas de la zona están desapareciendo y ha crecido el interés por darle uso a esos locales y edificios para convertirlos en oficinas". Que empresas privadas adquieran los inmuebles para usarlos de oficinas, me parece excelente e incluso, lo más apropiado, simultáneamente combinado con algo de vivienda para dinamizar el espacio: perfecto; pero lo que me resulta de pésimo gusto, es que mencionen edificios como el Palais Concert, que no es una chingana -o por lo menos no lo era-, y ciertamente hemos visto cómo no-usan los edificios sino sus terrenos, cosa muy diferente y tremendamente notoria. Pareciera que muchos, demasiados funcionarios municipales y articulistas de medios, desconocen sendas fracciones de nuestra historia: o no han tenido el privilegio (porque en nuestro país hay que tenerlo necesariamente) de ir al colegio ni mucho menos a un instituto superior o no han vivido en Lima ni se han interesado por conocerla realmente porque la coyuntura se los impidió (en el transcurso de setentas y ochentas en que empezó a joderse el Perú, como un personaje literario reflexionó).

A continuación copio un fragmento del artículo publicado en Fosfor-Escencia, un blog de un estudiante de la Universidad Católica:

"(...)Podemos partir con la conocida frase de Abraham Valdelomar: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo.”


¿Qué limeño no ha escuchado estas palabras? Pues bien, si el Palais Concert ya dejó de existir hace bastantes años, el edificio donde se ubicaba el afrancesado lugar sigue ahí, exactamente en la esquina del Jirón de la Unión y Emancipación, Jirón de la Unión 700.


Si deciden ir en búsqueda del lugar tan solo necesitan un billete de 50 nuevos soles. En él aparece Valdelomar, y tras él, una imagen del Palais Concert. Todo sigue exactamente igual, solo que la actual fachada color verde ya no oculta las apasionantes tertulias del grupo Colónida, liderado por el mismo Valdelomar. ¿Qué era Colónida? (...)" http://fosfor-escencia.blogspot.com/2009/07/por-los-caminos-del-alcohol-bares-y.html

Bueno, con todo esto ¿qué creen que harían los directores de Ripley con el histórico e intocable edificio, en caso de que lleguen a hacerse de él?
a. ¿Lo pintarán, mantendrán su belleza exterior y pondrán un gran letrero con el nombre de la tienda y muchos, muchos anuncios gigantes con modelitos que incentiven el consumismo primitivo de una población que solo porta un poco de dinero y casi nada de educación ni urbanismo ni otras cosas que mejor no menciono? Y no menciono tampoco lo que predeciblemente harían con el interior del lugar.
b. ¿Lo derrumbarán para construir en el terreno, un súper edificio "de avanzada, de primer mundo, moderno y progresista", de fachada absolutamente inorgánica y que sobre todo, se pelee a muerte con el entorno ya bastante malogrado por el sí-cómodo y civilizado pero poco útil Metropolitano (solo atiende al 8% de diez millones de habitantes) del último "visionario" alcalde, Luis Castañeda y de otros anteriores ocupantes del ambicionado sillón edil?

Pero el famosísimo Palais Concert -con "ais" y no "ce", señor Raúl Castro Pereyra-, no es el único edificio, como ya usted indica en su título. También está el de Interbank, el de Jirón de la Unión y Huancavelica, que "será usado para la primera tienda de Plaza Vea y el segundo piso se convertirá en Oeschle. Las obras están muy adelantadas." Entiendo que tal vez usted solo sea un intermediario de la información. ¿En qué cabeza entra el uso de ese edificio para poner una verdulería gigante que muy bien funciona en otras zonas más amplias y consecuentes, y una tienda de trapos, ambos expendios de masivísima asistencia y fomentadores de tránsitos peatonales y automovilísticos, mucho más que caóticos? ¿Creen que los usuarios de Plaza Vea y de Oeschle, utilizarán el Metropolitano (si es que pueden tomarlo utilizando esos semáforos que nadie respeta, ni peatones ni taxistas ni particulares, claro está) con sus grandes cargas y bolsas de compras hechas con engañosas tarjetas de crédito y poca educación crediticia? No seamos ilusos. No. Los frenéticos consumidores de Plaza Vea y de Oeschle, irán en sus autos, porque en esta ciudad, casi todos tienen su propio auto (comprado en cómodas cuotas a pagar en incómodos y largos años: más de lo que dura un carro de los de ahora que sabemos de qué son y cuántos son destruidos por conductores sin licencia o con licencia pero sin educación vial), lo que favorece que nadie pueda moverse tal vez y tan solo, a poquito más de diez kilómetros por hora.

Para finalizar, nadie puede estar en contra del bien entendido, verdadero y sano progreso. Progreso ciudadano, progreso popular, progreso ético y progreso estético. Por eso, sí siento que fue un acierto instalar todas esas tiendas en lo que fue el  contemporáneo Centro Cívico que diseñara el arquitecto Carlos Williams. Además, ese complejo comercial está al pie de la avenida Wilson, la avenida España y el Paseo de la República. El tránsito de los felices  y apasionados consumidores, es relativamente saludable (sin tomar en cuenta el petróleo gasificado que se respira ahí). Además, el edificio que personalmente no me gusta por su forma, va perfectamente con el giro de los negocios. Eso es lo que se debe hacer en nuestra "tres veces bombardeada Lima" (como me dicen los turistas que nos visitan raudo por obvios motivos y que no entienden tanta destrucción): utilizar las edificaciones que hay en lo que lógicamente coincide con su forma, diseño y el espacio que ocupan.

Y si los dueños de las casas, casonas y edificios no pueden mantener sus propiedades, situación que se entiende perfectamente: pues que intervenga el Estado con nuestros millones de voceadísima y creciente macroeconomía (lean lo que Michael Porter dijo sobre ella) y ansias de pertenecer al primer mundo, a través del Ministerio de Cultura, que para eso está, ¿no? Para proteger no solo el riquísimo patrimonio pre inca, inca y colonial, sino todo el patrimonio posible sin excepción y más: el que tiene influencia registrada en nuestra historia, esa que se va escribiendo penosamente hoy con los pies y que espero que pronto se escriba con las dos manos, pero, que sea como sea, seguirá siendo escrita hasta que esta tierra nuestra deje de existir. Eso sí: tengamos una historia digna de recordar, de ver y de compartir, si es que tanto nos sentimos respaldados por el turismo que a gran velocidad no llegaremos a tener, porque los turistas no desean ver réplicas de ciudades sin historia, sino la Lima que les cuentan que todavía, todavía como casi una ilusión: existe.

Enlaces de interés:
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Comentarios

  1. ¡Saludos! Soy Fernanda Moreno y estudio Ciencias de la Comunicación en la UNFV. El redactor que es mencionado en el texto es docente de los cursos de periodismo y también me enseñó Redacción 3. Yo encontré esta página y le envié el link al profesor. Él refirió que no le molestaba una crítica alturada, pero sí que yo le haya enviado ese link dos veces. Fue graciosa su respuesta, pues me escribió por mail: “Pero tú insistencia (cuando ahí no necesita tilde diacrítica)por cuestionar mi actitud no me agrada”.
    Al menos, si usted lee Gestión on line encontrará un artículo nuevo sobre el Palais Concert , del día 2 de diciembre, ya correctamente escrito.
    http://gestion.pe/noticia/1341486/abril-palais-concert-se-convertira-tienda-ripley
    Ayer , él entregó los syllabus de los cursos que dicta. Cuando yo fui a pedirlos a la Escuela me di cuenta de que tenían serios problemas de redacción. Raúl inventó una nueva palabra:”adaptabilidadades”. No es broma, en serio la palabra está escrita así. Dan ganas de escanear esos syllabus y ponerlos en facebook , porque realmente necesita una corrección de estilo urgente.
    De más está decir que por haberlo corregido en clase hoy me haya jalado en el curso, por no haber colocado los titulares de la forma que él piensa en el examen. Yo sinceramente espero que el próximo año me asignen otro docente de Redacción 3, que sí tenga ortografía.
    Espero le vaya bien.

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