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Expo virtual permanente de Rodrigo Núñez Carvallo, sobre Barranco. 2da. parte.


Expo virtual: MÁS CUADROS DE BARRANCO

Viejas calles, habitaciones antiguas, escaleras que bajan y suben, animales fugaces que se instalan en los recovecos, ventanas, voces, música, balaustres y el mar, siempre el mar. Con estos fragmentos y retazos de recuerdo construyo estas imágenes de Barranco.

3.10.10

La república aristocrática

La república aristocrática / Acrílico sobre canvas 60 x 70 cm / 900 soles

A veces los recuerdos proceden de otros recuerdos. Mi padre contaba cada vez que pasábamos delante de la Casa Souza en la calle Cajamarca, que ese palacete blanco y desconchado, había sido la casa de un notable minero de Hualgayoc. Tal era su fortuna que las rejas ventanas celosías y techos fueron traídos por barco desde Italia y que después mandó carrozar en Londres un espléndido Hispano-Suiza para no tener que subir al tranvía de la plebe, cada vez que iba al centro de Lima. El rugiente coche rojo era la fascinación de mi padre. Hoy todavía cada vez que lo recuerda se le ilumina la cara. Y me hace preguntar cómo sería la vida cotidiana de aquella familia adinerada. Viajaban a Paris todos los años y los domingos acudían a las orillas del Sena, como en los cuadros puntillistas de Seurat. Con toda seguridad la vasta servidumbre contemplaba con horror y curiosidad aquel despliegue de fastos, que un día acabó con la muerte sucesiva del minero y su familia. Hoy el jardín de la mansión Souza es un depósito de carretillas y la casa permanece inclinada y a merced del tiempo. 

Los baños de Barranco

Los baños de Barranco /Acrílico sobre canvas (díptico) 80 x 30 cm / 800 soles

Quizá nunca haya habido paisaje humano más hermoso en Lima que los antiguos baños de Barranco. Construido a comienzos del siglo veinte sobre pilotes de fierro en un estilo con reminiscencias art noveau, el local permitía vincular la estrecha costa con el mar. Todo un bulevar sobre las olas. ¿Quién fue el destructor de esta maravilla? Un alcalde apellidado Rocha Arnao de las filas de Acción Popular fue el causante de este bellicidio. Había que destruir lo no moderno, clamaban Es cierto, estaba descuidado y oxidado. Pero con dos carpinteros y un pintor bastaba para refaccionarlo. Curiosamente, cuando delineaba los barandales me encontré con El grito de Edvar Munch. El parecido entre ambos escenarios era notable. Ese alarido era una protesta contra los crímenes de la modernidad, y la destrucción de estos baños fue uno de ellos.


Adiós Rafael

Adiós Rafael / Acrílico sobre canvas 35 x 50 cm / 700 soles

La última vez que lo vi se despidió con un largo adiós. Rafael Delucchi se iba a Puerto Maldonado a reinsertar a sus otorongos. A su regreso sufrió un infarto y murió intempestivamente. Su partida me dejó una deuda de gratitud. Había sido un gran amigo, me había enseñado muchas cosas, a su lado había aprendido de la vida y del cine. Quizá por eso escribí Sueños bárbaros. Quería resucitarlo. Pero una vez revivido espero que se eche a andar libre como sus jaguares. Adiós Rafael. Ya nos encontraremos nuevamente….

Atardecer sobre la Bajada de la Oroya

Paisaje de Barranco / Acrílico sobre tela 70 x 45 cm / 600 soles

La razón produce monstruos, decía Goya,sobre todo en las ciudades. Una excepción es esta parte de Barranco a puntode desmoronarse. ¿Tuvo arquitecto aquel atardecer? ¿Hubo algún urbanista detrás de este paisaje? ¿Es la belleza un acto casual? La modernidad considera que la yuxtaposición espontánea de elementos dispares no conduce a lo bello. Se equivoca.


Zoe, mi ahijada (en proceso)

Zoe, mi ahijada / acrílico sobre tela 50 x 60 cm / regalado

Tienes trece años, los ojos verdes de acuario y un bosque por descubrir. Para tu santo me pediste este retrato y lo voy haciendo. No sé para qué servirá pero cuélgalo en tu habitación. Quizá sea para recordar los árboles que te alejan de la infancia o al padrino que aprendió a pintar contigo. O simplemente este cuadro sea el testimonio de cuando éramos felices frente a la mesa de los viernes.


Punta Hermosa

Bahía de Punta Hermosa/ acrílico sobre tela 45 x 15 cm (tríptico) / 600 soles

Nunca había reparado en esta bahía de tonos magentas hasta que Mario se alquiló una horrible casa de la que huí por las ventanas. Día tras día fui observando los detalles del farallón, el curso de las olas, a la diosa mar que tiene tenazas de cangrejo, y que siempre retrocede para volver a ocupar las arenas mojadas. En ese constante vaivén que es la vida, el ir y el venir a veces se confunde. ¿Va o viene el verano, morimos o nacemos? Todo al mismo tiempo, dice Mario, rompiendo el muro. Rodrigo tiene razón. A esta casa hay que agrandarle las ventanas. 

Vallejo y Eguren regresando de la playa

Vallejo y Eguren regresando de la playa / acrílico sobre canvas 50 x 60 cm /700 soles

Vallejo joven y Eguren ya maduro. Ambos acuden a la playa para recolectar guijarros y conchitas de formas poéticas. Corre 1919. Maestro y discípulo sin títulos se trasmiten secretos y juegan como niños. Son la seis de la tarde de un domingo y Vallejo encuentra en la subida las claras orejas de su burro peruano del Perú. Eguren por su parte, absorto y leve, recrea unos versos:


Pasan tristemente
Los bajales muertos.
Carcomidos, flavos,
Se acercan bajando...
Y por las luces dejan
Oscuras estelas.
Con su lenguaje incierto,
Parece que sollozan,
A la voz de invierno.

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