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Libertad. La belleza I

¿Alguien sabe qué es la libertad?

Los que hayan leído, estudiado e investigado lo que hay acerca de ella o quienes viven, por lo menos deberíamos tener una idea empírica y sana. Los que la han buscado por iniciativa propia o los que hayan escuchado o participado de conversaciones sobre ella, deberían tener un concepto cercano a la realidad, la realidad que incluye a nuestros compañeros de sociedad. Y hoy, la sociedad a la que pertenecemos, es enorme, infinita.
Y todas las formas políticas tienen que ver con la libertad (o con sacarle la vuelta). E incluyo a los artistas, que son políticos también.

Todos los días escucho defensas a la libertad, pero ¿cuál? ¿Libertad de qué, para qué? ¿Para defender hasta la ceguera un deseo de alguien o algunos, sin considerar la repercusión en los otros?
La libertad es hacer lo que uno desea, ansía o anhela sin influir negativamente en los demás. O, mejor dicho: mis derechos acaban donde comienzan los del resto. La libertad que quisiera ejercer, debería traducirse en respeto.

Y la libertad también es belleza, o sea que es estética y ésta, a su vez, es ética.

Saber cuándo ser libre y cómo serlo, no es fácil, sobretodo, si vivimos en un mundo en el que todos tenemos miedo a que nos prohíban vivir, comunicarnos, expresarnos, rechazar o celebrar algo o a alguien... que nos impidan celebrarnos a nosotros mismos.

Por eso hoy, tengo libertad de considerar, por ejemplo y en desorden, tal como se me va ocurriendo:
- que alguien inútil o lacra de la sociedad debería morir;
- que puede producirse todo el material pornográfico posible e incluso difundir su consumo;
- que el que quiera puede drogarse o emborracharse o colgarse de una viga;
-que puedo escribir cartas con insultos a todos con los que no estoy de acuerdo y publicarlas;
- que puedo tumbar todos los árboles que me dé la gana con cualquier excusa;
- que las barras bravas tienen libertad de expresión y que hagan sus bestiales fiestas;
- que puedo pegarle a alguien a quien no le guste mi posición ni mis gustos;
- que puedo poner música al mayor volumen porque estoy en mi casa;
- que puedo publicar y difundir un libro erótico en un colegio,
- que puedo propalar que dios no existe,
- que puedo ignorar a una persona que está en el suelo y sortearla con asco,
- que puedo escribir apologías insanas y difundirlas entre jóvenes en formación,
- que me puedo matar y que nadie se meta, etc., etc., etc.

Nadie, pero absolutamente nadie, tiene derecho de decirme que no debo hacer nada de eso.

Soy libre. Aunque le duela a cualquiera, a mí qué me importa. Soy libre. Mi vida es bella, apasionante y adrenalínica así y la disfruto y al que no le guste que se vaya a otro lado. Esa es la libertad. Hoy.

Tal vez alguno pensará, "mátate pues". Haz lo que te dé la gana. Pero no es esa la libertad que conocí. Quiero ser libre con responsabilidad. Cuidar a quienes tengan que ver conmigo, tan solo por leer este blog o por ser amigos o compañeros en el arte.

Hace un tiempo escribí una carta pública e iracunda a la directora del INC, con miedo, y no puse destinatario... Sí. Puse en público mis pensamientos y emociones y escondí la mano.

Pero esa no es libertad, es instinto. Instinto de supervivencia de mis ideas, resoluciones, conclusiones, pensamientos y protección de mi forma de vida.

Hoy en día, para mucha gente de la que leo, la libertad solo es instinto de conservación y mecanismo de defensa; pero no lo dicen, se deja leer entre líneas.

Pero, la verdadera libertad, es otra cosa.

Pero hoy no veo la libertad casi por ningún lado.
No puedo hacer un buen retrato sin modelo.

Continuará...
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