Artistas "Peruanos" (mil disculpas, esta publicación no es para sensibles al vocabulario callejonero)

Gracias a quienes contestaron por la salud de Ostolaza. Gracias a Rodolfo porque él fue quien publicó lo único que he encontrado y por eso pasé la voz (http://rodolfoybarra.blogspot.com/2009/11/urgente-todos-con-el-pintor-carlos.html); a Gabriel Valdivia, a Fernando y a Alejandro Romaní. Al pintor le dieron de alta el lunes. Ustedes ya sabían eso. A quienes no lo sabían, no les pude avisar antes, pero como a muchos no les importa...
Ahora lo que me interesa es ¿qué mierda hace el estado por nosotros cuando se nos vienen las enfermedades; cuando ya dimos todo y la energía se va acabando? ¿Y los supuestos admiradores? Se llenan la boca con los nombres como el de él, se quieren tomar fotitos "aquí salgo con el artista peruano fulano", ¿para qué? Es por eso que publiqué un artículo "Artistas y Gentilicios", como si sirviera de algo indicar el origen o la procedencia de un artista. Como si fuera enorgullecedor, casi patriótico... parece sorna sarnosa.

Nosotros que nos la pasamos soplándonos palabras extra en nuestros títulos como artistas: Artistas "peruanos"... ¿Sirve que nos llamen "peruanos", cuando al Perú como estado, no le importamos ni un pito? ¿Cuando se demora años y décadas en reconocer nuestra labor y obra, en instalar un sistema de reconocimiento? ¿Cuando nos toca llegar a cierta edad o a tiempos difíciles, habiendo trabajado por amor al arte sin mayor capacidad de ahorro o sin poder pagar de forma continua un seguro de salud? Cuando nos morimos, los gobiernos locales se pelean por ser "donde nació fulano"; nos llenan de medallitas y plaquitas y de doradeces y plateadeces, y el estado: ni qué decir. Qué tal concha. Perdón, pero repito qué tal concha y no me chupo. Ostolaza está bien.

Pasará mucho tiempo antes de que los artistas podamos tener por lo menos, derecho y respaldo para cobrar lo que se debe por nuestro trabajo, razón por la que la capacidad de ahorro no es cierta, aunque seamos gente decente y cuidadosa con el dinero que buenamente nos den por una pintura, por un poema, por un guión, por una canción. ¿Saben en cuántas exposiciones he estado y cuántos cuadros he vendido en mi vida? Muchísimos. ¿Saben cuánto ha sido lo máximo que me han pagado por alguno de pequeño formato? Doscientos Soles. ¿Saben quién insistió en pagar esa cantidad? Una extranjera. ¿Saben cuánto le dije que le cobraría? Cientocincuenta Soles. ¿Saben que los artistas también hacen labor de oficina o administrativa para mantenerse y a sus familias? ¿Creen que nos rascamos las pelotas fumando tronchos y flotando borrachos en el nirvana?
¿Saben que muchos de nosotros no dejaremos de hacer arte  ni de promoverlo, y así, merecemos un seguro de vida y de sepelio con todo el derecho y la justicia del mundo? Solo si eso llegara a ocurrir: dígannos artistas peruanos. Y que quede clarísimo, que aquí no solicito que el estado nos mantenga los alimentos ni el vestido ni otros asuntos, como sí lo hacen con delincuentes que bien podrían servir como obreros, para tender las vías que lerdamente se tienden hoy en día, por lo menos.
¿Saben por qué en el mundo conocen al Perú? Por nosotros, los artistas. Remítanse a la historia.
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