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Entrevista a un Pintor



Esta entrevista la empezamos hace algún tiempo, una mañana al aire libre en la avenida Sáenz Peña, en Barranco, y al fin, puedo compartirla con ustedes, que para mí, son artistas en búsqueda de luces, datos, palabras y sentires inspiradores.

Iván Fernández-Dávila, es pintor autodidacta con muchas exposiciones en su haber y además, he tenido el gusto de participar con él en una hace algunos meses, entre otros grandes en el Centro Cultural de Bellas Artes. Iván, ha publicado poesía y libros con dibujos de varios hábiles artistas. Es un recopilador y promotor de lo que considera importante de comunicar. No se promueve solo. Aunque pudiera parecerles inicialmente sanguíneo, es un gran artista que tiene como virtudes más saltantes (aparte del talento con el color y según mis propias percepciones) la franqueza sencilla y pura; una sensibilidad sin vergüenza y más que pasión efímera, amor por el arte y por aquellos que lo producen.

Les dejo esta interesante conversación escrita y enlaces a sus obras.

"Es más placentero decir cualquier verdad sin sentirse avergonzado, que decir una buena mentira sin poder jactarse." avvz.

1.- ¿Quieres decir algo con tu arte?
No. Pinto porque quiero pintar, más bien porque lo necesito. Si me preguntas por qué pinto o ese tipo de cosas, que qué significa lo que hago o a qué responde, mejor preguntárselo a un psicoanalista. A mí no me interesa, me interesa seguir pintando. Es como si quisiera decir algo respirando o comiendo. Son cosas que se hacen para no morirse.

2.- …y no se explican…
Bueno, si tengo sí o si que decir algo, diría que me interesa el vínculo entre el motivo y yo, no mucho más.

3.- ¿Qué motivaciones tienes para pintar como pintas?
Tengo la urgencia de expulsar un hecho, una imagen, dentro de mí, partiendo siempre de la realidad, sea de un boceto tomado del natural o con una persona posando. Tampoco es que sea mi interés imitar lo real, parto de eso pero luego va entrando el asunto del inconsciente, en la decisión del color en la paleta, la posición de tal o cual elemento del cuadro. Además, como en Hopper, por citar a alguno, no todo lo que está en el cuadro es real, hay elementos imaginarios, o que están sólo dentro de mí, como los floreros que a veces introduzco, no tengo ni uno solo en toda mi casa, sin embargo suelen aparecer. Después de tantos cuadros, si algo pudiera decir acerca de lo que hago sería eso, la necesidad de expulsar, de liberar un hecho. El fantasma del hecho en realidad. Alguna gente más bien ha dicho que hay una necesidad de asir lo efímero. De hacer perdurar el instante. Puede ser, no lo descarto, eso lo siento más en mi poesía, pero al final todo es la misma cosa, es el mismo tipo solo frente a la tela o frente al papel, con una incapacidad real de adaptarse a la vida común y corriente o que uno considera común y corriente. Si de algo estoy convencido, es que ser artista, pintor, poeta, músico, actor, lo que seas, revela que tienes mal algo, una carencia. Las otras personas son las especiales, las valiosas, no uno. Pero lo natural es pensar al revés. Sinó, no andarías metido en estas cosas y harías algo formalmente útil. Por ejemplo, aunque no me gusta mucho su trabajo, Tilsa decía algo que me parece absolutamente verdadero: “Llega un momento en que los artistas se dan cuenta de la inutilidad de la vida”. En todo caso, pintar para mí está muy lejos de la diversión o el placer que tantos otros pintores aducen, les genera este oficio. Todo lo contrario.

4.- Entonces ¿sientes que tu obra es inútil, que la obra de otros es inútil o más bien, que la vida en sí es inútil?
Pienso que la vida en sí carece de sentido y que uno se lo va dando con lo que hace; en nuestro caso, lo que intentamos hacer es arte. Una vez que descubres que eres pintor, o sacerdote, o doctor, o asesino, automáticamente todo toma un orden, o al menos una intención de orden, digamos que hay un deseo de hacer algo.

5.- ¿Planeas una respuesta del público cuando muestras tu arte?
No. Me agrada sí cuando es bien recibido, pero no es muy distinta la sensación como cuando recibo críticas. En general me importa a mí lo que hago, importa que a mí me parezca que la pintura que acabo de abandonar me lleve a algún lugar de mi proceso pictórico. Esto no tiene nada que ver con la satisfacción personal o no, sino con una mirada retrospectiva en la que haya una coherencia, en la que se pueda percibir la sensación de un cuerpo y no de cuadros aislados. De una obsesión. Personalmente, considero que si un artista, sea del campo que sea, no tiene una obsesión, no tiene espíritu. No me refiero a un discurso o una serie de ideas, sino de un cuerpo, sensaciones a través de imágenes. Quedarse en lo meramente superficial, en decir “bueno son mujeres, cielos, habitaciones”, me parece algo muy pobre; es reducir demasiado, supongo que para valorar en algún aspecto un trabajo como el mío hay que intentar comprender algunas claves; me imagino que eso podría lograrse observando varias pinturas de determinado autor durante un tiempo. En exposiciones, por lo general, te piden que expliques tal o cual pintura, para mí es muy difícil. Puedo decir una serie de cosas al respecto que seguramente alguna validez tendrán, pero realmente no estaría diciendo nada. Verbalizar lo visual es más bien absurdo. Además, a la mayoría de gente no le agrada mi trabajo cuando se enfrenta a él, dicen que es muy dejado, o muy sucio el color, o poco acabado, que los brillos disparejos. Yo no sé, Tiziano decía que había que manchar el color, pero tampoco hay que agarrarse de alguien para justificarse. Uno hace lo que hace y punto. Ante estos comentarios sí confieso alguna satisfacción, porque si en algo no estoy interesado es en hacer un producto, de hacer una pintura cuyo fin sea agradar, que se vea inofensiva e ideal en cualquier ambiente de una casa tonta llena de gente tonta. No, no, de eso sí rehúyo. El dichoso “acabado” está matando la fuerza de muchos pintores, su carácter. Los vuelve meros decoradores. Felizmente, nunca falta alguna persona interesada en algo más íntimo, más testimonial, que son las personas que finalmente me permiten seguir fraguando disparates. Esa idea de lo “bello” es repugnante. Ya lo decía Balthus, la belleza es algo que debes descubrir lentamente.

6.- ¿Qué crees que sería necesario para dejar de describir, clasificar, enjaular una imagen?
Dejar de describirse, de clasificarse, de enjaularse uno mismo. El autocomentario es bastante riesgoso, varios amigos lo hacen y lo respeto mucho pero creo que personalmente no podría escribir acerca de lo que hago para una exposición mía.

7.- ¿Tienes objetivos sociales definidos?
Si te refieres a la idea de una familia, una casa, o ese tipo de cosas, la verdad no se me ocurre, no es algo que me interese. Mi interés es la pintura plenamente, como lo hago en la actualidad, pero digamos, en un futuro debería poder seguir dedicándome a esto con una serie de condiciones satisfechas para emprender proyectos de mayor envergadura, no sólo de producción, sino también de difusión del trabajo de otra gente que por una u otra razón están excluidos de los circuitos artísticos, incluso de los más alternativos. Acá no hay nada de solidaridad ni cursilería barata, sino que hay gente que pinta realmente bien pero por no comulgar con modas o gustos vacuos, se queda en el aire, con los lienzos apolillándose en algún rincón, mientras hay cada bodrio bonito… es insufrible. La verdad, no es algo que haya pensado mucho, quizás porque si estás metido en esto no lo vas a dejar, no se puede pues; sea la circunstancia que sea, siempre vas a conseguir el modo de hacer lo tuyo, hasta con piedras, con arena, con lo que sea. Igual todo esto es medio hipócrita, porque los erráticos fondos suelen irse en alcohol para los amigos y uno mismo.

8.- ¿Has pensado que ese arte de moda y tendencias, es arte puta?
No, es arte también pero cada uno tiene sus intereses y su idea de lo que es El Arte. Supongo que habrá quienes pueda admirar de igual un Koons y un Giorgione. Ya se ha dicho que se necesita mucha clase de gente para formar un mundo.

9.- La gente se admira con los enormes lienzos antiguos muy oscuros en color y en esencia. Entonces, ¿por qué crees que algunos critican mal tu obra?
Probablemente hay gente a la cual no le dice nada y está bien, además me preocuparía si a todo mundo le gustara. Es una pintura difícil de apreciar me imagino, para el momento actual quiero decir, en que la mayoría recurre al proyector y a la pseudo crítica social. A los pintores de mayor edad le agrada más que a la mayoría de pintores recién egresados; alejarse de lo que en la escuela enseñan no debe ser fácil, la mirada parametrada, formulada. Personalmente no me molesta, ni lo uno ni lo otro, creo que nunca le he preguntado a nadie “¿Qué te parece?” Finalmente, las personas interesadas en lo que hago son las que me permiten seguir pintando en un sentido práctico claro está, de lo contrario tendría que dedicarme a alguna otra cosa para sobrevivir y poder pintar, cosa que, no sin dificultades, he evitado hacer.

10.- ¿Te importa que entiendan lo que quieres decir?
No lo sé. Mientras no me cause problemas o molestias: que no entienda nadie. El problema es con las galerías; suelo tener problemas, no entienden porqué pinto como pinto y la verdad peco de indolente para andar explicando o poniendo excusas, no lo sé. Me molesta mucho cuando se quejan de si la pintura está avejentada, o si hay zonas en que se ve la tela, como puntos blancos, qué sé yo, detalles que más bien le dan personalidad a una imagen, a la pintura. A veces he utilizado hasta café a modo de barniz, porque he sentido la necesidad real de darle ese matiz siena, ese aire vetusto a una que otra imagen. Pero la mayoría quiere la cosa bien hecha, lisa, perfecta. ¿Acaso un ser humano es perfecto? ¿No tiene manchas, vacíos, marcas? ¿No envejece? Es algo que me ha empezado a incomodar desde que comencé a dejar trabajos en algunos sitios; pienso que lo ideal sería trabajar con un dealer, pero las galerías tienen su encanto y sirven para hacer visible tu trabajo también. Mi pintura es muy intimista, soy consciente de eso, pero desde lo particular se puede hablar de lo general. Por ahí alguna señora galerista me sugirió ser menos personal para que resulte un trabajo más comercial. Ese tipo de comentarios te pueden dejar perplejo. Creo que hay temas de los que no me corresponde hablar, sin embargo creo que no es difícil lograr identificarse con el amor, la soledad, el deseo, que pueden percibirse en algunos cuadros. Me baso mucho en la historia de la pintura también, un espectador formado no tardaría en darse cuenta de las numerosas fuentes a las que recurro. Desde Mantegna hasta Freud, pasando por un sinnúmero de pintores que valoro demasiado y que probablemente se ofenderían al verse citados en cuadros tan malos. Ahora que lo pienso, creo que la opinión de la persona que retrato sí me interesa en cierto nivel, me da curiosidad qué siente, qué piensa alguien a quien he retratado respecto de lo que logré o no logré hacer sobre la tela. Es que sólo pinto gente que me interesa, que me importa, que tiene o ha tenido algo que ver conmigo. Necesito conocer a una persona a cierta profundidad por lo menos, para ser capaz de empezar a interesarme en pintarla.

11.- ¿A qué artistas peruanos jóvenes admiras por lo que te hacen sentir sus obras? Claro, si lo dices, vas a verbalizar emociones ajenas…
A León Bacigalupo. Me parece un pintor mayor, sumamente importante y curiosamente ninguneado y desconocido incluso por los propios pintores jóvenes; pero, felizmente, está trabajando con una galería de primer nivel y su obra forma parte de colecciones serias; lo importante es que los buenos pintores puedan seguir pintando. Creo que dentro de algunos años su reconocimiento será mucho mayor. Menciono también a Gabriel Darvasi, un tipo denso pero con una claridad notable para concretizar una serie de ideas con sinceridad; uno ve su pintura y sabe que él es así, aún sin conocerlo. También es un pintor más bien apartado de los circuitos, rara vez se ve su obra, no lo incluyen, no lo invitan. Para una muestra que tenemos de Autorretratos lo he invitado y para el gusto de todos los que expondremos allí, ha tenido el gesto de aceptar. Espero poder compartir con él en otras exposiciones. José Luis Carranza es un caso curioso de buen pintor y buena aceptación de mercado y crítica, un pintor que se nutre de la tradición mayor de la pintura occidental desde un punto de vista absolutamente persona. Diría que más que expresionista, es barroco, un barroco contemporáneo, al menos en sus primeras telas ya que últimamente tiene una tendencia al clasicismo que, personalmente, me agrada. (AVVZ)

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